Comunidade Caná

Comunidad Católica de Alianza integrada por familias en el seno de la Renovación Carismática

"Me amó y se entregó por mí " (Gal 2, 20)

     Celebraremos nuestro Encuentro de Comunidad del 6 al 9 de abril. Comenzaremos el Jueves Santo por la mañana y terminaremos el Domingo de Resurrección con la comida. Acompañaremos al P. Santi Núñez, sirviendo en las parroquias pontevedresas de  Raxó, Samieira y Combarro
   Una vez más, viviremos en comunidad la muerte y resurrección de Cristo. Una experiencia que muchos anhelan... y que te cambia la vida. Una nueva oportunidad de encontrarnos con Jesús el Señor, igual que le sucedió a Saulo y pasó a llamarse Pablo. Después de estrenar esta nueva vida, pudo decir: "Con su muerte venció el pecado, con su muerte venció la muerte. Feliz culpa la tuya, Adán, que nos mereció tal Redentor. Feliz tú, Abraham, que creíste. Ahora adoramos al Hijo que Dios nos prometió".

¡Oramos pidiéndole a Dios un deseo ardiente de vivir en Pascua!
6-9 abril 2023  ·  Comunidade Caná


 'El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga' (Mt 16, 24)



     No se trata de una cruz ornamental, o ideológica, sino es la cruz de la vida, es la cruz del propio deber, la cruz del sacrificarse por los demás con amor, por los padres, por los hijos, por la familia, por los amigos, también por los enemigos; la cruz de la disponibilidad a ser solidario con los pobres, a comprometerse por la justicia y la paz. 

    En el asumir esta actitud, estas cruces, siempre se pierde algo. No debemos olvidar jamás que ‘el que pierda su vida -por Cristo- la salvará’. Es perder... para ganar. Y recordemos a todos nuestros hermanos que todavía hoy ponen en práctica estas palabras de Jesús, ofreciendo su tiempo, su trabajo, sus fatigas e incluso su propia vida para no negar su fe a Cristo.

Comunidade Caná

    Jesús, mediante su Santo Espíritu, nos dará la fuerza de ir adelante en el camino de la fe y del testimonio: hacer aquello en lo cual creemos; no decir una cosa y hacer otra. Y en este camino siempre está cerca de nosotros y nos precede la Virgen: dejémonos tomar de la mano por ella, cuando atravesamos los momentos más oscuros y difíciles.

     El Evangelio nos llama a confrontarnos, por así decir, ‘cara a cara’ con Jesús.

Papa Francisco, 19-6-2016

 

      La Iglesia existe para evangelizar hasta los confines de la Tierra. Esta es su misión, su sentido primordial, y no mantener el consumo de cultos. Sin embargo, hay países -como el nuestro, sin ir más lejos- en los que los recursos humanos y materiales no están enfocados fundamentalmente a esta misión, sino a sostener, muy a duras penas, lo que tenemos: instituciones, comportamientos, lenguaje, dinero, tiempo, formación, delegaciones, cargos... orientados a gestionar la decadencia.
    Se trata de salir, sí; pero no para buscar gente con la que volver a llenar los templos. Se trata de salir para quedarse fuera, donde está la gente, a la intemperie, en pequeñas comunidades de discípulos misioneros en camino, viviendo en el Espíritu... al estilo de los Hechos de los Apóstoles. Hijos Pródigos llamados a ser como el Padre Misericordioso, entregando la vida entera por amor.




      No hay revelación conocible fuera de la vida y el testimonio de quienes la transmiten. Lo que testimonia quién es Dios y el sentido de la revelación es la vida de los cristianos. Porque el cristiano no se define meramente por lo que cree sino por cómo vive aquello que cree. Esto es lo que decía Kierkegaard, un cristiano danés del siglo XIX: “La tontería en la que vivimos -como si fuera ser cristiano- no es en absoluto lo que Cristo y el Nuevo Testamento entienden por ser cristiano. Creer es aventurarse tan decisivamente como sea posible para un hombre, rompiendo con todo lo que él naturalmente ama, para salvar su vida, rompiendo con aquello en lo que naturalmente tiene su vida.”


      Hagamos que la misericordia, el ayuno y la oración sean los tres juntos nuestro patrocinio ante Dios, los tres juntos nuestra defensa, los tres juntos nuestra oración bajo tres formas distintas. 
      Reconquistemos con nuestro ayuno lo que perdimos por no saberlo apreciar; inmolemos con el ayuno nuestras almas, ya que éste es el mejor sacrificio que podemos ofrecer a Dios, como atestigua el salmo: Mi sacrificio es un espíritu quebrantado: un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.
      Hombre, ofrece a Dios tu alma, ofrécele el sacrificio del ayuno, para que sea una ofrenda pura, un sacrificio santo, una víctima viva que, sin salirse de ti mismo, sea ofrecida a Dios. No tiene excusa el que niega esto a Dios, ya que está en manos de cualquiera el ofrecerse a sí mismo. Mas, para que esto sea acepto a Dios, al ayuno debe acompañar la misericordia; el ayuno no da fruto si no es regado por la misericordia, se seca sin este riego: lo que es la lluvia para la tierra, esto es la misericordia para el ayuno. Por más que cultive su corazón, limpie su carne, arranque sus malas costumbres, siembre las virtudes, si no abre las corrientes de la misericordia, ningún fruto recogerá el que ayuna.
    Tú que ayunas, sabe que tu campo, si está en ayunas de misericordia, ayuna él también; en cambio, la liberalidad de tu misericordia redunda en abundancia para tus graneros. Mira, por tanto, que no salgas perdiendo, por querer guardar para ti, antes procura recolectar a largo plazo; al dar al pobre das a ti mismo, y lo que no dejas para los demás no lo disfrutarás tú luego.
De los Sermones de S. Pedro Crisólogo, obispo

¡Familia: Iglesia doméstica llena de vitalidad!


   Los días 4 y 5 de marzo el Colegio Reparadoras del Sagrado Corazón (Av. Guadarrama 38) de Majadahonda acogerá el XXII Encuentro de Invierno de Familias Invencibles. “Llenos de gozo y del Espíritu Santo” (​Hch 13, 52b​). ​​El Espíritu Santo será el gran protagonista ya que es Él, quien impulsa a las familias a tener vitalidad y fortaleza para vivir con gozo y esperanza nuestra vocación y así ser Luz en el mundo.​ ​¡Vamos a invocar una nueva efusión del Espíritu Santo para cada familia!

   En un ambiente de acogida y fraternidad compartiremos tiempo de oración, predicación, compartir,  testimonios, eucaristía y adoración.​ ​Habrá espacios para la familia, matrimonios y actividades para niños y adolescentes.​ ​El coste del Encuentro por FAMILIA es de 75€​; ​incluye comida, merienda y cena del sábado + comida del domingo.

   Los que venís de otras provincias, os alojamos en nuestras casas.​ ​El ​E​ncuentro termina el ​D​omingo después de la comida.

¡Difundid y animad a otras familias!​ ​¡Os esperamos!

F​ICHA de INSCRIPCIÓN: Ficha_Encuentro_de_invierno_2023

"Ayunar es la privación del bien para tomar una decisión por un bien mayor"

 

Ya que la Iglesia en este tiempo de Cuaresma nos habla mucho de ayuno, he querido meditar sobre esta palabra que nos debe llevar a una acción concreta.
 
La primera que nos viene a la cabeza es la de no comer o abstenernos de comer carne los viernes. Eso está bien; un sacerdote me explicaba hace tiempo el signo tan bonito que es el que todos los cristianos, un mismo día, se pongan de acuerdo en no comer carne, con el esfuerzo tan grande que ello puede suponer para muchos. Ya de entrada es un signo de comunión.
 
Pero yo -que soy un tragaldabas y que me encanta el pescado- digo: tiene que haber algo más... ¿Cuál es el ayuno favorable, cuál es su sentido?
 
Decía un diácono ortodoxo que “ayunar es la privación del bien para tomar una decisión por un bien mayor”. Aquí ya tendríamos una motivación porque el bien recibido es mayor que el bien dejado.
 
Últimamente estamos ayunando de muchas cosas por obligación. Ayunamos de salir a ver a nuestros amigos, de una comida familiar, de disfrutar unas vacaciones, incluso de nuestros grupos de oración, de nuestras reuniones presenciales de Comunidad. Este ayuno nos ha llevado a cambiar nuestra manera de relacionarnos, no a dejar nuestras relaciones. Así hoy yo creo que sabemos de los demás más que antes porque hoy los tenemos a golpe de click. Antes había que arreglarse, organizar a la familia, desplazarse… ¿Qué hemos hecho?, pues sencillamente, vencer nuestra inclinación natural a salir, a quedar, a cenar algo por ahí e imponernos una disciplina por un bien mayor, que es no contagiarnos ni contagiar a nuestra familia.
Los cristianos estrictamente cumplidores se conforman con dar limosna y aportar comida a los bancos de alimentos. Pero tú y yo sabemos que no solo eso nos pide el Señor. 

 

El ayuno que quiere Dios

Por eso, el ayuno nos ayuda a dominar nuestras inclinaciones, ser dueños de nosotros mismos. Decía San Pablo a los romanos que no entendía su comportamiento porque no hacía lo que quería, sino que hacía lo que aborrecía. Y después se lo explicaba diciendo que no era él el que lo hacía sino el pecado que habitaba en él. El ayuno va a dar equilibrio a nuestra vida espiritual, nos va a ayudar a poner las cosas en orden porque es muy fácil dejarnos llevar por nuestras “pasiones”.
 
Extraigo del profeta Isaías (58: 7-11) cuál es ese ayuno que quiere nuestro Dios:
- Aleja de ti la opresión
Quizá no me he dado cuenta, pero mis acciones, mi actitud o mis palabras hacen que alguien a mi lado se sienta oprimido. Porque impongo ciertas cosas | porque ya sabes que esto no me gusta | porque te he dicho muchas veces que | a lo mejor no digo nada, pero con la cara que pongo los demás ya se dan cuenta | a lo mejor te humillo con mi actitud | a lo mejor no te doy la paz que necesitas, sino que echo más leña al fuego. Esto son formas de oprimir:
- Aleja de ti el dedo acusador
El dedo acusador es una forma muy manifiesta, pero hay otras maneras de acusar mucho más sutiles: llegamos tarde por tu culpa | te dije que pasaría esto | es que no cambias. El antídoto para esto es practicar la misericordia.
- Aleja de ti la calumnia
San Gregorio decía que la calumnia nacía de la envidia. ¿Siento envidia de alguien?, no solo de la persona en cuanto a cómo es o como se relaciona, sino también de lo que sabe, de cómo lo reconocen los demás, de cómo vive, de lo que tiene, de su situación laboral, de su salud…
- Ofrece al hambriento de lo tuyo
Los cristianos estrictamente cumplidores se conforman con dar limosna y aportar comida a los bancos de alimentos. Pero tú y yo sabemos que no solo eso nos pide el Señor. Tenemos muchísima gente alrededor, algunos a los que queremos mucho, que están hambrientos de:
  • alguien para desahogarse, para compartir situaciones o problemas o, sencillamente, alguien con el que poder hablar porque se sienten solos.
  • nuestro consejo.
  • necesitan orar con nosotros.
 
Y qué difícil es regalar nuestro tiempo a los demás. Hay un bien mayor detrás de esto y es que acercándonos a estas personas, nos acercamos al mismo Dios; recordad las bienaventuranzas, recordad “Tuve hambre y me disteis de comer”.
 
Cuando hagas esto, dice el Señor, “brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el mediodía. El Señor te guiará siempre, hartará tu alma en tierra abrasada, dará vigor a tus huesos. Serás un huerto bien regado, un manantial de aguas que no engañan”.
 
De todo esto, saco la conclusión de que el ayuno que me está pidiendo Dios es el ayuno de mí mismo. Recibo este mensaje de Dios: “Mírame a mí y yo te llevaré al que te necesita”. Esto es una experiencia real, cuando miras a Dios empiezas a darte cuenta de las personas que están a tu alrededor que necesitan de ti y cuando entras en este bucle, la maquinaria está en marcha: Dios te acerca a los hermanos y los hermanos te acercan a Dios. Así que podemos afirmar que el ayuno nos une más estrechamente a Dios y a los hermanos.
 

¿Cuánta sed tienes de oración?

Ayuno y oración, se nos pide en este tiempo de Cuaresma. ¿Cómo está tu oración?, no me refiero a ninguna en concreto, sino a todas. ¿Cómo está tu oración personal, tu oración conyugal, tu oración familiar y tu oración comunitaria? Todas necesarias, ninguna de ellas sustituye a otra. Te lo pregunto de otra manera: ¿cuánta sed tienes de oración personal, oración conyugal, oración familiar y oración comunitaria?
  • Si no tienes sed de la oración personal probablemente tengas que meditar cómo está tu relación con Dios.
  • Si no tienes sed de oración conyugal, probablemente tengas que meditar cómo está tu relación con tu esposa o esposo.
  • Si no tienes sed de oración familiar probablemente tengas que meditar cómo está tu relación con tus hijos.
  • Y, por último, si no tienes sed de oración comunitaria tienes que meditar cómo está tu relación con tu comunidad, con tu grupo de oración, con los amigos con los que rezas. Y si no tienes comunidad, grupo de oración o amigos con los que rezas, tienes un problema. Búscalo de inmediato.
Frecuentemente la razón que damos para justificar la falta de oración o la poca oración es la falta de tiempo. Lo cual me lleva a afirmar que precisamente lo que Dios te está pidiendo es tu tiempo, volvemos a lo de antes: ayunar de uno mismo. Curioso que Dios nos dé el don de la vida, el don del tiempo para vivirla y luego nos mendigue del tiempo que nos da. Más curiosa todavía la respuesta que nosotros le damos.
 
El ayuno va contra nuestra forma de vida, nos desinstala, implica un sacrificio, que puede ser agradable y dar frutos si lo convertimos en ofrenda a Dios. Decía San Pablo a los Corintios (4: 16-17) que “aun cuando nuestro hombre exterior se vaya desmoronando, nuestro hombre interior se va renovando día a día. Pues la leve tribulación presente nos proporciona una inmensa e incalculable carga de gloria.”
 
Pues eso pido a Dios ahora en este momento para todos nosotros, una inmensa carga de gloria, un inmenso gozo de sentirnos cerca del Padre, la gran alegría de ver nuestra vida renovada y entregada a aquél que lo dio todo por mí.
 
¡Bendito sea Dios! 
 
Exhortación a  Comunidade Caná
José Antonio Pérez
Esposo y padre de familia



Comunidade Caná desarrolla esta Catequesis el 25 y 26 
de febrero de 2023 en la Parroquia de S. Martiño (Moaña)


Es precisa una adecuada preparación al SACRAMENTO del MATRIMONIO, dada la importancia de este sacramento que une para siempre a un hombre y una mujer sobre quienes se constituye la familia.

Benedicto XVI explica que "el derecho a casarse conlleva el derecho a celebrar un matrimonio auténtico. No se negaría por tanto un matrimonio allí donde evidentemente no existieran impedimentos para su ejercicio, es decir, se cumplieran la capacidad, la voluntad de los cónyuges y la realidad natural del matrimonio". Un serio discernimiento en este aspecto, dice, evitará que "impulsos emotivos o razones superficiales induzcan a los dos jóvenes a asumir responsabilidades que después no sabrían desempeñar". Por ello, "matrimonio y familia son instituciones que deben ser promovidas y defendidas de cualquier tipo de equívoco sobre su verdad".

En cuanto a la preparación para el sacramento del matrimonio, Benedicto XVI afirma que "el objetivo inmediato de tal preparación es el de promover la libre celebración de un verdadero matrimonio".

"El noviazgo tiene que ver con la confianza, la familiaridad, la confiabilidad. Confianza con la vocación que Dios dona, porque el matrimonio es, antes que nada, el descubrimiento de una llamada de Dios. Es algo bello que hoy los jóvenes puedan elegir casarse sobre la base de un amor recíproco. Pero la libertad del vínculo requiere una armonía consciente de la decisión, no sólo un simple entendimiento de la atracción o del sentimiento, de un momento, de un tiempo breve… requiere un camino.” (Papa Francisco)
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Estamos a vuestra disposición para las explicaciones que necesitéis
986.313.795   canacomunidade@gmail.com    636.086.986 (WhatsApp)
   
  
       El noviazgo es el tiempo en el cual los dos están llamados a realizar un trabajo compartido sobre el amor; un trabajo en profundidad. Se descubren poco a poco el uno al otro.  El hombre ‘aprende’ acerca de esta mujer, su novia; y la mujer ‘aprende’ acerca de este hombre, su novio.      
     Desde esta perspectiva -apuntada por el Papa Francisco- hemos preparado 15 temas para ayudaros a verificar vuestro amor. Nuestra propuesta es acompañaros en este camino que tiene meta. La clave ha de ser el diálogo que estos temas, como etapas de un camino, susciten entre vosotros, los novios.

El ITINERARIO se desarrolla en ENCUENTROS MENSUALES
Estamos a vuestra disposición...
986.313.795   canacomunidade@gmail.com    636.086.986 (WhatsApp)
   
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"Aprender a amar a alguien no es algo que se improvisa 
ni puede ser el objetivo de un breve curso 
previo a la celebración del matrimonio
(Amoris laetitia 208)




                 Tras más de veinte años de cura diocesano, el P. Carlos Ruiz da un salto en fe como discípulo de Cristo. El 11 de febrero de 2023, de la mano de María, la Iglesia que peregrina en Compostela lo ha acogido como sacerdote eremita diocesano misionero. ¡Odres nuevos!

Se enciende una pequeña  luz en el templo parroquial y la casa rectoral de Alba (Pontevedra). La acogida es esencial en esta Casa-Monasterio, pues será verdadera oikós “Casa de Misericordia”, con la misión de traer a los más heridos a la Fuente para que allí sean sanados, alimentados y regenerados. Estos “heridos” no son un segmento social determinado, porque todos vivimos “el dolor del desierto”.
Al pie del Camino, como una presencia amiga para los peregrinos, donde se pueda dar este encuentro con Cristo. No sólo orientado a ellos, sino a todos los hombres y mujeres que estamos en camino. Accesible, no alejado de la gente. En ese sentido, la evangelización de las personas del lugar se hará -con la gracia de Dios- no de forma pastoral, sino por la amistad, el trabajo común, las relaciones cotidianas, la intercesión silenciosa...

Conducido por el Espíritu. De la mano de María. Anclado en el futuro.

Hermano Carlos María


 

ENCUENTRO de ORACIÓN mensual, encontrándonos como hermanos unidos entre mundos divididos. Os invitamos a descubrir juntos cómo ser más hermanos -cristianos de distintas Iglesias, denominaciones y movimientos-, colaborando juntos en los sueños de Dios para esta ciudad de Santiago de Compostela.

¡Ven a ser un solo cuerpo! Cristianos de diferentes denominaciones, iglesias, familias... orando juntos, intercediendo juntos, alabando juntos.

... y vuestros ancianos sueños

       “Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sion, nos parecía soñar; la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. Hasta los gentiles decían: “El Señor ha estado grande con ellos (Sal 125).

 

      Este salmo nos cuenta la alegría del regreso. Los cautivos vuelven a Sion, sus lágrimas se transforman en cantares; dejan atrás años de destierro y vuelven a su patria. Al leer este salmo desde el Nuevo Testamento, reconocemos en él la criatura nueva. Ya no soy esclavo del temor: soy hijo de Dios. Antes vivía para las vanidades y cosas del mundo; ahora soy de Dios. Antes estaba triste; ahora canto y alabo al Dios que me sacó de las tinieblas y me hace vivir en Su luz. Y hasta los amigos ateos, los que no reconocen a Dios, se admiran de lo que ven en mi vida, en mi casa. Incluso nosotros mismos nos admiramos… “Nos parecía soñar”. Como los ciegos, leprosos, endemoniados, paralíticos del Evangelio, nos llenamos de asombro ante la novedad que ha transformado nuestras vidas: “Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares”. Es verdad: al pueblo de los redimidos, el Señor no nos deja en la muerte, en el abandono, en las lágrimas. ¡Hay una esperanza!  No moriremos hundidos en la soledad. Dios nos visita, nos levanta con su diestra poderosa y nos saca a un lugar habitable.
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        Escuchemos las primeras palabras del Resucitado: “Mujer, ¿por qué lloras?”. Jesús se fija en las lágrimas de María Magdalena. En este rostro ve las lágrimas del mundo. Por esas lágrimas ha venido Él. Por eso nos detenemos en las lágrimas, sin querer pasar rápidamente a los cantares. Porque podemos vivir en un llanto continuo, en la queja, sin encontrarnos con el Rostro del Resucitado. Y ahí no hay esperanza. El Señor recoge nuestras lágrimas; para ello debemos alzar la cabeza y mirarlo a Él, resucitado. Su primera mirada se posa sobre las lágrimas, no sobre nuestros pecados. El mundo sigue siendo un inmenso llanto; pero con nosotros está el Señor. Por Él recuperamos los cantares, en medio de la lucha y la reconstrucción.

 

     Querida Renovación Carismática, queridas familias: las lágrimas, la enfermedad, la soledad, el abandono, la incertidumbre, la muerte… no tienen la última palabra. Con Cristo en medio de nosotros, son motivo de lucha, del combate de la Fe; nunca de abatimiento o desánimo. Y terminan siempre en cantos de victoria. El Señor nos invita a levantarnos y avanzar. “Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados”. Así debemos contemplar las lágrimas de nuestras familias y de las familias que nos rodean; porque así recorrería Jesús nuestras calles y ciudades, dando una respuesta al sufrimiento y al dolor. La familia cristiana tiene en su interior la semilla de Vida que, al morir, da vida, cosechando frutos de bondad, de paz, de esperanza.

        Resuena en nuestros corazones la profecía de Joel a la que se nos remite en los Hechos de los Apóstoles el día de Pentecostés: “Derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones” (Jl 3, 1). El Espíritu Santo se derramó abundantemente en Pentecostés y cumplió esta profecía. Ha bajado sobre nosotros en nuestro bautismo y nos ha marcado a cada uno con Su sello… ¡Ahora ya todos somos profetas! El profeta habla de parte de Dios; no trae mensajes del mundo, sino de Dios-Padre, que nos creó y nos recrea.

 

   

       Ante esta nueva situación, Cristo nos invita a ser centinelas, enviados. Y pone visiones en los jóvenes. Ver: es la palabra en la que ahora nos detenemos. Para este tiempo nuevo necesitamos una mirada nueva, de misericordia y compasión, como la del buen samaritano. Es la mirada que no se queda en una contemplación desoladora, sino que pasa a la acción por el dinamismo del amor. El Espíritu Santo pone en nosotros esta visión que pasa de vera tocar, a sanar, a implicarse. Nos reta proféticamente a salir de las rutinas acomodadas dentro de nuestras familias y poner en juego toda nuestra creatividad, con ese Dios que tiene poder para hacer en nosotros mucho más de lo pensamos y calculamos. 

 

         "Deja que la gracia de tu Bautismo fructifique en un camino de santidad. Deja que todo esté abierto a Dios y para ello opta por él, elige a Dios una y otra vez. No te desalientes, porque tienes la fuerza del Espíritu Santo para que sea posible, y la santidad, en el fondo, es el fruto del Espíritu Santo en tu vida." («Gaudete et exsultate» nº 15). La mejor Iglesia es la que arde… en el Fuego del Espíritu Santo. Mantengamos los ojos abiertos, las lámparas encendidas y la esperanza firme. Dios está pasando y he de estar preparado para abrirle las puertas de mi casa.

 

         En el seno de la familia están nuestros jóvenes con sus visiones. Y estamos nosotros, Javier y Montse, ancianos llenos de sueños. En nuestro caminar con el Señor hacemos memoria de los primeros pasos en la Renovación, cuando comenzó el Grupo de Oración de A Coruña en 1976. Todo era nuevo entonces. Ahora, el Señor -por medio del Papa Francisco- nos sigue invitando al asombro. Jesús continúa despertando en nosotros los sueños de la Fe. Porque, en la barca agitada por tormentas, parece dormir; pero, en realidad, trabaja unido a su Padre Dios y al Espíritu Santo para avivar nuestra Fe. 

       La barca es una imagen preciosa para nuestra familia, nuestra Comunidad, Grupo de Oración, camino de santidad. Si Jesús va en la barca, ¿por qué tener miedo? Él nos invita a la confianza; “pero que vuestra confianza -dice Charles de Foucauld- no nazca de la dejadez o de la ignorancia de los peligros. La tempestad es casi constante. Más no olvidéis: estoy ahí, con vosotros, con vuestra familia. ¡Esta barca es insumergible! Desconfiad de vosotros mismos, pero tened confianza total en Mí.

 

         Escucha en tu interior esa llamada. Es la voz de Jesús que increpa al viento y al mar, que abre caminos. Ahora no duerme; está en pie sobre la barca y te llama a no desfallecer en la lucha por sacar adelante a tu familia, por mantener la oración familiar, por educar a tus hijos, por elegir amar, por no quedarte solo/a, por apoyarte en Él y no simplemente en tus razonamientos.

 

         En el “pico” de la pandemia, el Señor dio esta Palabra profética a Comunidade Caná: “¡Creed! ¡Creed sin ver! Yo veo en vosotros. ¡Avanzad!”. Estamos aquí para este tiempo, para esta hora. Veámonos como Él nos ve, en sus propósitos eternos. Creamos, avancemos, echemos de nuevo las redes en nombre de Jesús el Señor. Volvamos al Principio: al Padre que nos ha creado y recreado. Dejémonos abrazar una y otra vez por Jesús: elegidos, llamados, amados hasta el extremo por Él. Y enviados en el Poder del Espíritu… ¡abracemos la misión!

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Montse y Javier  ·  Comunidade Caná