¡Enhorabuena! Habéis encontrado un tesoro: el amor de vuestra vida. La humanidad entera, todo hombre y mujer, pasa por su existencia buscando este gran tesoro que es “amar y ser amado”. Vosotros lo habéis encontrado y por eso estáis de enhorabuena. Quisiéramos que esta palabra, “amor”, tan usada hoy, pudieseis vivirla y entenderla de un modo distinto, original: tenéis a vuestro lado a la persona de quien estáis enamorados, la persona con la que deseáis pasar el resto de vuestra vida, la persona que os acepta como sois, que va a estar siempre con vosotros…
Tenéis a vuestro lado a ese “alguien” único que os quiere. Hay personas que tienen de todo; pero les falta alguien a su lado que les ame profundamente, y por eso se sienten solas, tristes y sin sentido en la vida. ¡Valoremos el amor que tenemos! Sin amor, todo en la vida queda oscuro y vacío.
Las estadísticas nos muestran cifras alarmantes sobre los fracasos en el amor. Estamos ya por encima del 55% de parejas que se separan. La mayoría en la primera crisis, en los primeros ocho años de matrimonio. Pero las separaciones están aumentando en todas las etapas de la vida. ¿Qué nos está pasando? Quizá no valoremos lo bastante este tesoro como para poner el empeño, el coraje necesario, y emplear todas las energías en cuidar nuestro amor.
Enamorarse es fácil.
Lo difícil, lo realmente valioso,
es permanecer enamorados.
De este amor que perdura en el tiempo, capaz de superar crisis y dificultades, es del que habla este curso: del amor que os vais a prometer el día de vuestra boda y que puede haceros felices para siempre.
Un error común de las parejas jóvenes es pensar : “Hay amor entre nosotros, luego todo va a ir bien”. Esto no es verdad. El amor de pareja es algo muy complejo, sobre todo cuando hombre y mujer deciden compartir sus vidas para siempre: dos personas con distintas psicologías, distintas necesidades, distintas formas de pensar y vivir, y aun así llamados a formar un proyecto común. Esto significa que hay mucho trabajo por delante, pues la armonía de una pareja no es automática ni funciona para siempre solo por estar enamorados.
La otra manera de vivir vuestro amor es como una actividad. Decimos: “¡Nos queremos!”. Y esto suena a algo activo. El amor es una realidad que nos hace desear vivir juntos, formar una familia; nos invita a soñar con un proyecto común en el cual nos vamos a ayudar y sostener mutuamente. Suena a elección y a disposición de superar las dificultades que puedan surgir. Suena a la alegría de verse acompañado/a en el camino de la vida.
- “¿Se puede llegar a la cumbre del Everest?”
- “Sí.”
- “¿Por qué lo sabemos?”
- “Por que hay quien ha llegado.
Pues permanecer enamorados es como subir al Everest. ¡Hay quien lo ha hecho! Pero si pienso que voy a poder realizar esa hazaña sin preparación ni entrenamiento, vestido/a como estoy ahora, sin el equipo necesario… entonces empezaré a subir y, a los mil o dos mil metros, desistiré en el empeño.
"Amar para siempre" Comunidade Caná
Mini Retiro para Matrimonios, organizado por Comunidade Caná junto al P. Abel Pino
El día de la boda prometemos algo que supera nuestras fuerzas humanas, por eso Dios hace una alianza perpetua con nosotros, y con la gracia del sacramento avanzamos y superamos crisis.
El sábado 14 de mayo os invitamos a vivir un Retiro solo para vosotros:
- 2 horas de respiro para reavivar vuestra esponsalidad, la gracia poderosa del Sacramento del Matrimonio: Adoración Eucarística - Reconciliación - Intercesión.
- De 16:30 a 18:30h., con la posibilidad de unirse a la Eucaristía Dominical (19:00h.).
- Parroquia del Corazón de María (Vigo). Cuidaremos con esmero a vuestros hijos (de 0 a 10 años).
- Aclaramos vuestras dudas por Tf o whatsapp 636 086 986 (Montse y Javier).
No se pelee con su esposo a causa de Dios, Él tiene su tiempo de actuar porque respeta la libertad del hombre sin la cual no sería a su Imagen y semejanza
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© Philippe Lissac / GODONG |
A los que acusan al cristianismo de favorecer complejos de culpa, el médico reconoce que “se pueden dar en conciencias mal formadas”, pero que la visión de aquéllos es hija de “esta ‘cultura de los analgésicos’ que pretende eliminar a toda costa cualquier dolor, y la culpa duele”. Por otro lado, se remite a la naturaleza humana porque “la ofensa, el dolor, la culpa, el perdón, son realidades inherentes a la persona. Al revés, el cristianismo les da un sentido liberador a esa presencia del mal que ya señalaba Ovidio en su Metamorfosis: ‘Veo lo mejor, y lo apruebo, pero hago lo peor”.
-En su último libro aborda el perdón, una cuestión verdaderamente difícil que va más allá de decir "te perdono, pero no olvido”.
El perdón es una realidad de una riqueza tan profunda como el amor. De hecho, podemos considerarla como una forma de querer: cuando perdonamos estamos amando a la otra persona, y cuando se ama a otra persona, el perdón formará parte y acrecentará ese cariño al superar las pequeñas ofensas de cada día.
El dolor de la ofensa tiende a generar una respuesta en parte defensiva, de protección, y en parte ofensiva, de devolver el daño con otro daño, que, de hacerlo, nos convertiría de ofendido en ofensor. Al perdonar nos liberamos del lazo que nos une a la ofensa y al ofensor, al que tendemos a identificar con ella. Al perdonar, renunciamos al deseo de venganza y al resentimiento, emociones negativas de las que también nos liberamos.
Las personas necesitamos vivir en el tiempo, mirando hacia delante, mientras que el resentimiento y el deseo de venganza nos atan al pasado, nos llevan una y otra vez al “lugar del crimen”. Por parte del que pide perdón, dar este paso le ayuda a superar su culpa, y vencer si lo hubiera el remordimiento. A la persona ofendida que no quiere perdonar, solo le cabe la escapatoria de vengarse del daño o confiar en que el paso del tiempo cicatrice la herida. La venganza ya vimos que genera más venganza y dolor. No hacer nada por sanar la herida puede cronificar el círculo vicioso del daño-dolor como resentimiento.
-¿Cree Ud. que el perdón es un signo de debilidad para justificarnos interiormente, como piensan algunos?
En absoluto. La persona que dice que perdona para justificarse interiormente, lo que está haciendo es… justificarse, pero no perdona. El perdón nace de la libertad y libera. Es un acto de fuerza interior, exige afrontar la realidad del daño y del dolor, salir de uno mismo dando un paso hacia delante, asumir el riesgo de abrir los brazos al ofensor, y devolverle su dignidad de persona, por encima de su conducta ofensiva. No creo que todo esto sea un signo de debilidad.
-A veces pedimos perdón a la vez que "exigimos" a la otra persona que olvide nuestra afrenta, ¿no le parece que es un perdón pretencioso el que no respeta la libertad del otro?
El perdón genuino es una decisión libre y gratuita por ambas partes, es decir, sin nada a cambio. Por lo tanto, no cabría exigir nada como contraprestación o condición. Pero existen también realidades de perdón imperfectas que sin responder al perdón genuino, sí pueden suponer un beneficio, sobre todo si se trata de ofensas menores. La persona que ha ofendido está en posición de “deudora” y, por lo tanto, no está en condiciones de exigir.