Comunidade Caná

Comunidad Católica de Alianza integrada por familias en el seno de la Renovación Carismática

¡Devolver al Remitente!

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     La Iglesia quiere que nos preguntemos en este tiempo por las verdades últimas: la muerte, el juicio, la vida eterna. Pero, ¿acaso quiere la Iglesia asustarnos o ponernos inquietos con esto? No. Porque, para el creyente, la muerte debe ser algo tan natural como nacer. Aunque, un poquito de miedo es natural. Al fin y al cabo, el instinto de conservación, la supervivencia, es el instinto más fuerte que tenemos. Humanamente la perspectiva de la muerte nos inquieta. A Dios esto no le disgusta pues el quiere que disfrutemos y saboreemos la vida, hasta el día que seamos llamados para estar con Él.

      Si pudiéramos reconstruir nuestros pensamientos el día de nuestro nacimiento, es muy posible que no quisiéramos abandonar la seguridad que sentíamos en el vientre de nuestra madre: “Es hermoso y agradable estar aquí, ¿quién sabe lo que hay ahí fuera?” Es la pregunta que inconscientemente un bebé se podría hacer en el vientre materno. Parecido es el sentimiento que nos surge ante el nacimiento a la vida eterna a la que todos estamos invitados.
     Pero el creyente entiende la muerte como una realidad amiga: “Hermana muerte”, la llamaba San Francisco de Asís. Venimos de Dios y estamos destinados a volver a Él por toda la eternidad. De algún modo, desde el mismo momento de nuestra concepción fuimos marcados con un: Return To Sender! (¡Devolver al Remitente!).
    Disfrutamos los creyentes de las alegrías de la vida, pero sabemos que estamos de paso, que sus alegrías y goces tienen fecha de caducidad, que se trata tan solo del aperitivo que nos prepara para la comida del banquete que que Dios nos tiene preparado, en un lugar donde ya no habrá llantos y donde los dolores y sufrimientos ya han pasado. El Dios que nos dio la vida, quiere que esa vida dure para siempre. Cuando el enemigo se hizo con ella, nos envió a Jesús, que “muriendo, restauró nuestra vida”.
   El mes de noviembre nos recuerda que estamos marcados: Return To Sender. Las fiestas de Todos los Santos (1 de noviembre) y el Día de los Difuntos (2 de noviembre) nos ayudan a contemplar cada año nuestro destino eterno, y a rezar con gratitud y reconocimiento por aquellos que nos han precedido en el camino.

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