"¡Haced lo que Él os diga!" (3)
"¡Haced lo que Él os diga!" (3)
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador,
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí.
Su nombre es Santo
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo,
dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.
A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza
según lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. .
(Lc 1, 46-55)
María hace nacer oraciones
No lo que yo hago
por Dios, sino lo que Dios hace por mí
El
Magníficat es un canto a Dios, donde María va describiendo “quién es Él”. “Es
Él quien ha mirado, quien ha hecho, quien levanta, quien colma, quien auxilia…”
La
salvación no viene porque yo ame a Dios, sino porque Dios me ama a mí.
Se llena la casa
de la alabanza a Dios
María
podría haber cantado el Magníficat en Nazaret, una vez que Dios la visita y que
se inclina bajo la voluntad de su Señor. Pero no, este canto tenía que surgir
en comunidad. En la casa de Isabel y Zacarías y con Juan y Jesús en el seno de
sus madres. Dos madres convierten esta casa en casa de alabanza.
Hay
que comenzar en casa a alabar a Dios, a bendecir la casa, sus habitaciones, sus
habitantes, para poder después volvernos al mundo siendo alabanza y bendición.
Dios es fiel
generación tras generación
Zacarías
no creyó, pero su incredulidad no detuvo el plan de Dios. Mis defectos y faltas
de confianza tampoco bloquean la historia de Dios. Dios es Dios.
El
nombre de Zacarías significa. “Dios recuerda”. Las primeras palabras de
Zacarías son “Bendito sea Dios que ha visitado y redimido a su pueblo”.
La casa de
alabanza se convierte en casa de profetas
Profetas que tienen cosas que contar de Dios. Actualmente
se necesitan estos profetas domésticos y cercanos que nos hablan con palabras
sencillas de los milagros de Dios. “El Señor ha hecho de mi vida un lugar de
prodigios”.
Proclama mi alma la grandeza de Dios
Se ha fijado en mí
Hace nacer en mí oraciones de alabanza
Es fiel generación tras generación
Pone profecías en mi boca para mis hermanos
Atrévete a ir más allá... En presencia de Dios, en un momento mira hacia tu historia vital. Recuerda la bondad de Dios para contigo, su misericordia y fidelidad. ¿Pesa más en este momento el gozo y la esperanza o el miedo y la desesperanza? Entrega tu pequeñez al Señor con un canto, solo una palabra o una frase. Haz nueva tu oración.
Montse de Javier, Comunidade Caná
LEER MÁS:
LEER MÁS: