Comunidade Caná

Comunidad Católica de Alianza integrada por familias en el seno de la Renovación Carismática

Hagamos en casa la revolución de la palabra

By 12:14 ,

Si tienes una gran batalla que luchar, elige con detenimiento las armas que vas a utilizar. La palabra es un arma que penetra en el otro para construirle o para destruirle. ¿A que lo has experimentado alguna vez en ti?

 

Bendecir o maldecir

Hay palabras que nos debilitan: las de crítica, las palabras de juicio, las de condena; y palabras que nos fortalecen. Las de perdón son las más poderosas (te invitamos a leer el arma del perdón).
Desde pequeños, aprendemos a mirar lo que pasa en nuestro mundo a través de cómo lo ven nuestros padres, nuestros hermanos, los abuelos, los tíos… Vamos creciendo incorporando a nuestra persona un poco de todos los que nos rodean. Y la misión de la familia es enseñar a mirar y a mirarnos a nosotros como lo que somos: hijos amados; y, desde esa mirada, podremos tener una buena mirada y una buena palabra en nuestra boca.

La palabra recoge el contenido de la mirada. Es necesario aprender a utilizar nuestras palabras para tener éxito en la vida. Hablamos de un éxito diferente a llegar alto, ganar dinero o conseguir el perfecto equilibrio. El éxito, para cualquier persona, es conocer el amor con el que ha sido creado y vivir en consecuencia a este amor. «Ama y dilo con tu vida», decía San Agustín. La bendición, por tanto, llega a nuestra familia si nuestra palabra y nuestra vida dicen lo mismo.

¿Podemos liberarnos de las palabras que nos han debilitado? ¿Podemos escapar de la soledad en que los juicios de las palabras de otros nos han encerrado?
Sí, porque el poder de la bendición es mayor que el de la maldición. El amor se auto regenera infinitamente. No es cierto que el amor muere: muerte y amor son dos palabras que no coexisten. La palabra utilizada para la verdad, es arma poderosa que alienta, impulsa y da un valor para la lucha que normalmente desconocemos, y es necesario recuperar en nosotros el bien-decir.

Hagamos la revolución de la palabra

Os proponemos a vuestra familia que comencéis una revolución. Colocar un panel en una pared; un cartel pegado en la nevera; un cuaderno en una mesa… para que todos puedan escribir en él. Poned los nombres de cada uno de los miembros de la familia por columnas, y, durante una semana, la semana de la revolución de la palabra, anotad las buenas palabras que habéis oído de los otros, poniendo el día y la hora; escribid también las malas palabras que han dicho.
Así, cada miembro tendrá una columna dividida en dos columnas más: para las palabras buenas y para las palabras malas. Serán los otros los que escriban en nuestra columna (no se puede escribir en la columna propia, claro está). Al final de la semana, sentaos a recontar las palabras. Ganará la persona que tenga más palabras de bendición en su columna; y la persona que más haya utilizado malas palabras, esas que no construyen ni animan, realizará un servicio a la familia durante la siguiente semana: bajar la basura, poner el lavavajillas, preparar el desayuno al resto… eso decidlo vosotros.
Este juego podrá ser el modo de entrenaros con el arma de la palabra. Hablad entre vosotros del bien y del mal que os hace la palabra que escucháis a diario. Y, si sois creyentes, os recordamos el poder de la Palabra de Dios. Terminar el día leyendo juntos el Evangelio, convertirá a vuestra familia en una familia fuerte ante la batalla de la vida familiar.


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