Comunidade Caná

Comunidad Católica de Alianza integrada por familias en el seno de la Renovación Carismática

Ubi CARITAS

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   “Fragancia de Comunión” es, antes que nada, una expresión descriptiva del Santo Sacrifico de la Misa. Nos dice S. Agustín en sus comentarios al salmo 140 (“Suba mi oración como incienso en su presencia, como ofrenda de la tarde…”): “La ofrenda de la tarde fue la pasión del Señor, la víctima saludable. No hay nada más agradable que este aroma del Señor; ¡que todos los creyentes huelan así!”
     “Somos el buen olor de Cristo” (2 Cor 2, 15). Pablo contempla la acción evangelizadora como un difundir por el mundo entero el buen olor del conocimiento de Aquél cuyo nombre es “ungüento derramado”. En el fondo de esta imagen late la convicción del inmenso atractivo de Cristo y de su amor, “que excede todo conocimiento” (Col 3, 19). Pero el Apóstol era consciente de que el Evangelio no podía ser testimoniado eficazmente de manera individual. Sólo una comunidad transfigurada por Cristo se constituía en signo creíble del Evangelio. Jesús había proclamado: “Vosotros sois la luz del mundo” (Mt 5, 14-16). “Vosotros” quiere decir la comunidad cristiana, la Iglesia. Pablo exhorta a sus discípulos a vivir como “hijos de la luz” (Ef 5, 8; 1 Tes 5, 4); los que antes eran “tinieblas” ahora son “luz en el Señor”.
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.    En Fil 2, 14-16 se presenta esta vida nueva, este vivir como hijos de la luz, en conexión directa con la evangelización. “En medio de una generación tortuosa y perversa”, Pablo exhorta a los Filipenses a ser “irreprochables e inocentes, hijos de Dios sin tacha”; de ese modo brillarán “como antorchas en el mundo” (Fil 2, 15) y presentarán a ese mundo corrompido “la Palabra de vida”. Con su vida santa, la comunidad cristiana presenta eficazmente la Palabra creadora de vida.
     Pablo insiste en la caridad como resumen de la ley (Rom 13, 8-10): es el amor -especialmente el amor al enemigo- la única fuerza capaz de cambiar el mundo. El mal sólo puede ser vencido con el bien (Rom 12, 14-21). Una comunidad unida en el amor es signo elocuente de Cristo.
. . He aquí, pues, la mejor “imagen corporativa” de nuestra Iglesia: “Fragancia de Comunión”. Tal y como relatan las actas del Martirio de S. Policarpo, quemado vivo en el s. II, de quien hoy hacemos memoria: “Finalmente, nos embriagó un olor exquisito como si se estuviera quemando incienso o algún otro preciado aroma”.
Javier R, Comunidade Caná


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